23 DE septiembre DE 2022 11:30

Los barcos grabados en la puerta de la iglesia de San Julián de Muskiz se exponen en la Ferrería de El Pobal en Muskiz

Departamento de Euskera, Cultura y Deporte

Este hallazgo de 24 grafitos navales, nombres y símbolos supone un hito de especial relevancia para la historia y antropología marítimas de Bizkaia. Este conjunto iconográfico tan singular ha desafiado el paso del tiempo sin llamar la atención hasta que en 2021 fue descubierto. Ahora el museo foral acoge una muestra monográfica y presenta un catálogo con los resultados de la investigación de este hallazgo.

Lorea Bilbao y Marta Zabala

La diputada de Euskera, Cultura y Deporte Lorea Bilbao Ibarra ha presentado junto a Marta Zabala directora de la Ferrería de El Pobal en Muskiz la nueva exposición que alberga el museo foral "Los barcos grabados en la iglesia de San Julián de Muskiz".

Lorea Bilbao ha explicado que hace más de doscientos años algunas personas grabaron en la puerta Sur de la iglesia de San Julián de Muskiz una serie de barcos, nombres y símbolos, se han identificado un total de 24, dejando así testimonio de sus creencias y costumbres. Este conjunto iconográfico tan singular ha desafiado el paso del tiempo sin llamar la atención hasta que en 2021 fue descubierto por Carlos Glaria. La diputada ha añadido que Conscientes del valor del hallazgo y de su estrecha relación con la cultura del hierro, desde la Ferrería de El Pobal de la Diputación Foral de Bizkaia se asume la recuperación de este patrimonio y su difusión. Para ello el equipo del museo ha trabajado durante meses en la exposición monográfica que ahora se inaugura y en una investigación cuyos resultados se recogen en el catálogo que se presenta en esta misma jornada. El hallazgo de este conjunto excepcional de grafitos navales ha supuesto un hito de especial relevancia para la historia y antropología marítimas de Bizkaia.

Marta Zabala ha explicado que Son grabados sencillos, en apariencia ingenuos, que proporcionan una información fundamental para comprender mejor la relación de nuestros antepasados con el mar. Son imágenes también muy evocadoras, que nos hablan de la dedicación marinera y comercial de este enclave costero y de la relevancia social que alcanzó en los siglos XVIII y XIX, su época dorada.

Los grafitos de San Julián ofrecen un patrimonio marítimo único por su variedad, riqueza y significado. Es un conjunto inédito y además excepcional ya que hoy por hoy no se conoce un caso similar en Bizkaia. Al mismo tiempo, este tipo de representaciones se están documentando en numerosas localidades costeras del litoral atlántico y ponen de relevancia la pertenencia de Muskiz a una cultura de tradiciones marítimas compartida con otros pueblos del mundo.

La diputada ha subrayado que La exposición organizada desde la Ferrería de El Pobal supone también un buen ejemplo de la labor de investigación, recuperación y difusión del patrimonio que llevan a cabo los museos y que tanto contribuyen al enriquecimiento social: tras el hallazgo se ha llevado a cabo una profunda investigación impulsada desde la ferrería y que reunió un grupo variado de expertos que han destapado todos los secretos que encerraba la puerta de San Julian. Además de trasladarse a la exposición, la información recopilada permite contar con una publicación que se convierte en referente del conocimiento del patrimonio marítimo. Del mismo modo, se ha procedido a la restauración de la propia puerta y sus grafitos, lo que asegura la conservación para los años futuros de un patrimonio tan importante. Y por último se ha procedido a la organización de una exposición y se ha publicado su correspondiente publicación, que permite poner al alcance de la población toda la información recopilada y descubierta sobre los grafitos.

Un equipo de investigación interdisciplinar

Para llevar adelante el proyecto se ha contado con un grupo de investigadores referentes en sus respectivas materias.

El filólogo Carlos Glaria es quien ha realizado el descubrimiento de los grafitos y ha sido él quien ha elaborado la contextualización del estuario del Barbadún que conoce a través de sus estudios de toponimia.

El historiador y director del Museo de Arte Sacro, Juan Manuel González Cembellín ha dado las claves para entender la elección del lugar en el que se realizaron estos grabados, en modo alguno casual: San Julián, la iglesia matriz de Muskiz y emblema del municipio.

Finalmente, a Xabier Armendariz, experto en historia marítima y gran conocedor de la temática de los exvotos navales, le ha correspondido descifrar el enigma que se esconde detrás del magnífico conjunto de San Julián: interpretarlo, identificar las embarcaciones, proponer una cronología aproximada y buscar la relación que hay entre unos barcos y otros motivos iconográficos diversos y aparentemente inconexos.

La arqueóloga Rosa Ruiz Idarraga es autora de los calcos de los grabados que ilustran tanto la exposición como el catálogo. El trabajo de los calcos ha sido clave para una correcta interpretación del conjunto y contribuye a preservar la memoria gráfica de este legado.

Finalmente, el dibujante Javier Gandarillas ha recreado el paisaje portuario del que hablan los motivos grabados en San Julián, a través de una preciosa y colorista acuarela que recrea la actividad del puerto de Lavalle en torno al año 1800.

La joya de la exposición: una puerta al mar

La puerta en la que se han localizado los grafitos constituye la pieza central de la exposición, dos imponentes hojas en madera de roble de más de dos metros de altura, que lucen todavía sus viejos clavos y herrajes. Para poder mostrarla al público, antes ha sido objeto de una minuciosa restauración encargada por el propio museo.

Este trabajo de restauración ha permitido descubrir grabados que a simple vista no eran perceptibles, interpretar mejor los que identificamos en un primer momento y, además, prolongar la vida de este pequeño tesoro artístico que de otra manera habría quedado en el olvido.

¿Por qué les llamamos grafitos?

El conjunto de San Julián se engloba en el ámbito de los grafitos porque son manifestaciones populares espontaneas, con vocación, eso sí, de perdurar en el tiempo, realizadas posiblemente sin el permiso de las autoridades eclesiásticas y en un lugar -como es la puerta de acceso a la iglesia- en principio no destinado a este fin. El grafito es una práctica que esconde una cierta transgresión, aunque en este caso lleve las firmas de familias muy influyentes en el ámbito local.

Es el caso de los apellidos "LLANO" y "URQUIXO", que figuran entre los grabados de la puerta, pertenecientes a sagas familiares de marinos, dueños y maestres de navíos de amplia tradición en la zona a lo largo de la historia.

Grabados que hablan de una agitada vida portuaria ligada al comercio del hierro

La iglesia de San Julián se levantó sobre una privilegiada atalaya que dominaba el estuario del Barbadun. A los pies de este promontorio se localizaba el puerto de Lavalle, en ambas márgenes de la ría, el lugar más protegido e idóneo para fondear o amarrar los barcos con seguridad.

Durante siglos, por este puerto salió buena parte del mineral de hierro de los Montes de Triano, la afamada vena de Somorrostro, en barcos que lo transportaban a los principales puertos del Cantábrico.

Estos barcos son los que han quedado inmortalizados en la puerta de San Julián y, como legado de la cultura del hierro que son, se exponen hoy en El Pobal.

Los quechemarines de San Julián

El tipo de barco más representado en los grabados es el quechemarín, una embarcación que monopolizó el tráfico marítimo en las costas de Bizkaia en este periodo.

Estos barcos evolucionaron de los chasse-marée franceses, y se hicieron tan populares que, con el tiempo, una versión simplificada del velamen fue adoptada también por las lanchas de pesca tradicionales vascas. Se mantendrán en activo hasta el primer cuarto del siglo XX, cuando las primeras embarcaciones a vapor desbanquen definitivamente a la vela.

Los quechemarines de San Julián se encuadran, sin ningún género de dudas, en el tráfico de cabotaje de altura. Se trataba de embarcaciones de alrededor de 30 toneladas, de entre 15 a 20 metros de eslora entre puntas, sin contar el bauprés. Su aparejo y características nos indican además, de manera inequívoca, que estaban preparados para navegaciones de cabotaje a larga distancia.

Los barcos grabados, aunque de forma esquemática, han sido trazados con mucha habilidad, de forma muy fiel a la realidad y muestran detalles técnicos que solo gente de la mar podía conocer. Las personas que han realizado estos grafitos no parecen ser meros observadores de la actividad portuaria sino experimentados marinos o mareantes.

¿Qué hay detrás de estos barcos, nombres y símbolos?

¿Por qué representar un barco en la puerta de una iglesia? ¿Qué sentido tiene? La respuesta es bastante sencilla, se enmarca en unas tradiciones olvidadas, que han permanecido vivas entre un colectivo tan privativo como las gentes del mar.

Desde tiempos inmemoriales, los marinos han buscado la protección de la divinidad en sus travesías. El miedo a perecer en el abismo, a no ser capaz de negociar una tempestad y desaparecer en una tumba líquida e insondable, ha sido una constante en la mentalidad de cualquiera que se hiciese a la mar. Desde la época clásica tenemos constancia de la costumbre de ofrecer a los dioses un regalo u ofrenda a cambio de esa protección. Son los denominados exvotos, provenientes de la expresión latina exvoto suscepto, "en cumplimiento de un voto".

En este contexto es donde podemos enmarcar los barcos de la puerta de San Julián. Bien como exvotos propiciatorios ante una nueva travesía o empresa, buscando la protección divina, o como acto gratulatorio después de conseguir de manera victoriosa el éxito mercantil o marítimo, como puede ser la adquisición de un nuevo barco o la culminación de una travesía.

Los signos

Uno de los elementos más peculiares de las inscripciones de San Julián es la presencia del símbolo Víctor o Vítor. Este antiguo emblema tiene su origen en el crismón romano. Una derivación de la X y la P romanas es el Víctor compuesto por las letras V.I.C.T.O.R, aludiendo a un gran logro o victoria. En el ámbito marítimo lo podemos encontrar junto a representaciones de embarcaciones, vitoreando alguna hazaña o logro naval.

En la puerta de San Julián podemos observar dos víctores de clara ejecución, que parecen asociados a los apellidos y los barcos representados en la puerta.

San Julián y Pobeña, un conjunto de exvotos de referencia internacional

El gran hallazgo que han supuesto los grafitos de San Julián no solamente estriba en su propia naturaleza como elemento patrimonial, sino en el hecho de que vienen a complementar una tradición votiva muy rica y variada presente de forma excepcional en Muskiz.

La importancia desde el punto de vista de la historia y antropología marítima del eje San Julián-Pobeña es máxima, puesto que es el único lugar de la geografía vasca, y probablemente peninsular, donde se aúnan todas las tipologías más importantes de exvotos navales.

La pequeña ermita de nuestra Señora del Socorro, en Pobeña, atesora en sus paredes uno de los exvotos pictóricos más singulares y antiguos de Bizkaia. Fue realizado por orden de Pedro Antonio de Llano y Manzanal, capitán muskiztarra del paquebote El Colon, después de sobrevivir a una terrible tormenta cerca de La Habana en 1768. La ermita también es depositaria de un exvoto en maqueta de un bergantín de nombre "El Habanero", que pende del techo del templo.

Ambos exvotos de Pobeña, tanto el cuadro como la maqueta del bergantín, se han trasladado temporalmente a la Ferrería de El Pobal y forman parte de esta nueva exposición, a la que dan así un sabor marinero.

El escudo histórico de Muskiz, un hallazgo inesperado

El estudio de los grafitos de San Julián ha sacado a la luz otro descubrimiento de especial significado para Muskiz: el escudo histórico del municipio, pintado en 1646 en el interior de esta iglesia.

Es el escudo municipal más antiguo conservado en Bizkaia, tras los de Erandio y Bilbao. Y da testimonio de un capítulo importante en la historia de Muskiz: el enfrentamiento que vecinos y Concejo mantuvieron durante siglos contra los Salazar por el patronato de la iglesia. Un símbolo del pueblo que la Chancillería de Valladolid mandó borrar … pero que no se borró.

Colaboraciones / Agradecimientos

Este trabajo no habría sido posible sin la colaboración y complicidad de varias entidades. Por un lado, la Iglesia como propietaria de la puerta en la que se han localizado los grabados y que ha cedido para su exposición en la Ferrería. Por otro lado, la empresa Petronor tiene un papel importante en el programa de actividades de la Ferrería desde su inauguración como museo y también en este nuevo proyecto. Al mismo tiempo, hay que mencionar el apoyo del Ayuntamiento de Muskiz a la Ferrería de El Pobal.


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